Cómo ahorras colocando un termostato

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Cómo ahorras colocando un termostato

En los meses más duros del invierno, la calefacción se convierte en uno de los mayores gastos en viviendas, oficinas y otro tipo de inmuebles. Controlar la temperatura y el tiempo de funcionamiento es la forma más eficiente de evitar un gasto innecesario. Y para ello, lo mejor es contar con un buen termostato.

El termostato es un dispositivo que nos permite regular la calefacción para adecuarla a nuestras  necesidades. Los hay muy sencillos, los analógicos, que simplemente nos permiten marcar la temperatura deseada. Pero también hay termostatos digitales con los que podemos  programar tanto la temperatura como el momento de encendido y apagado de la calefacción a lo largo de la semana o un periodo determinado.

Hay incluso una última generación de termostatos, aquellos que se pueden manejar desde dispositivos electrónicos. La gran ventaja de este tipo de termostato es que es más cómodo y eficiente, ya que permite regular las programaciones y el funcionamiento a distancia en caso de que no estar en casa.

 

Un dispositivo para ahorrar energía

Contar con un termostato permite ahorrar energía de diferentes maneras, aunque siempre resulta más interesante decantarse por los digitales o los inteligentes, más versátiles, cómodos y eficientes. ¿De qué forma se ahorra?

Temperatura: el termostato permite marcar una temperatura ideal. Cuando se haya alcanzado, la calefacción parará y no volverá a arrancar hasta que no haya bajado hasta un determinado nivel. De esta forma, se mantiene el confort en el inmueble, pero se ajusta el gasto energético. Eso sí, para que el ahorro sea real conviene marcar una temperatura de 22 ºC como máximo.

Periodos de funcionamiento: mantener caldeado un espacio que no se utiliza es un gasto inútil. Con un termostato digital o inteligente es posible programar la calefacción para que funcione cuando el inmueble esté ocupado o para que arranque un poco antes de que lo esté y se apague a una hora determinada. Esto permite ajustar perfectamente la calefacción a la actividad o al uso que se haga de la casa o la oficina.

Combinar temperatura y funcionamiento: esta posibilidad es especialmente interesante en viviendas. En este caso, el termostato permite programar diferentes temperaturas en diferentes horarios, por ejemplo, durante la noche, cuando se pueden rebajar unos grados sin perder comodidad.

Control total: un termostato con conexión wifi permite ajustar todos los aspectos relacionados con la calefacción, lo que implica ganar en eficiencia. Por ejemplo, en ocasiones se programa la calefacción pensando que vamos a regresar a casa a una hora, pero podemos retrasarnos por muchos motivos. Disponer de un termostato inteligente permite reprogramar la puesta en marcha de la calefacción, con el consiguiente ahorro.

Medidas adicionales para ahorrar

La colocación de un termostato ya puede suponer un notable ahorro en el consumo de energía, pero para que este sea aún mayor siempre es importante tomar unas medidas adicionales. La primera de ellas es la temperatura: se considera una temperatura de confort aquella que se sitúa entre 20 y 22 ºC durante el día y no más de 18 ºC durante la noche.

También es importante colocar el termostato en la estancia de la vivienda o el inmueble que  más se utilice. Lo que no debes hacer es poner el dispositivo en un lugar donde le dé calor directamente.

Y, además del termostato y una temperatura idónea, nunca está de más mejorar el aislamiento de la vivienda. No hace falta gastar un dineral, a veces unos burletes en puertas y ventanas es suficiente.

De esta manera, con un buen termostato y un uso racional de la calefacción, el ahorro energético puede situarse por encima de 15 %.

 

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